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Mi experiencia en un mercadillo de artesanía

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Ayer domingo tenia cita en el Mercado de Artesanía de mi ciudad. Estaba tan ilusionado como aterrado, porque se que tiene tantas cosas buenas como malas, pero me armé con la mayor de mis sonrisas (-y mis amigurumis como no-) cogí el toro por los cuernos ,y demás frases hechas, para ponerme rumbo al fantástico Mercado.

El mercado de arte al que fuí estaba localizado al aire libre, en un parque, lo cual tiene sus pros y sus contras... Que pasa bastante gente pero te mueres de calor un domingo por la mañana con el sol dándote en la cabeza cual reo trabajando en las calzadas de una carretera solitaria.

Aquí viene mi recomendación: Estudiar bien las inclemencias del tiempo porque podéis morir de una insolación entre la gustosidad de los amigurumis y ,aunque la escena suene tope de adorable y que podría ser adaptada para cualquier filme de Almodobar ,queremos seguir leyéndonos y esas cosas.

Para veranito recomiendo ropita fresca y un buen sombrerete que nos ayude y para inviero te tejes un gorrito que asi demuertras lo fantastico que tejes y lo precioso que te quedan tus cosas puestas. 

Puedo decir que acerté con mi outfit totalmente, porque me sirvió tanto para resguardarme del calor como para atraer a gente a mi stand.
-Vayamos a ver al chico rarito ese que hace crochet en mitad de la calle mientras muñecos de lana le miran con cara de sorpresa... 
O al menos eso debieron pensar, porque señoras, señores, señoritas y ovnis, ver a un tio de metro ochenta crochetear en medio de la calle aun se considera rarito...

Dramas a parte prosigo narrandoos como preparé mi stand.

Tengo una fabulosa mesa que al desplegarse mide casi dos metros... ¡FANTASTICO! dos metros en los que poder distribuir mis pequeñajos... WRONG, ERROR, dos malditos metros en los que distribuyas como los distribuyas nunca van a ser suficientes!!! Menos mal que fui precavido y me lleve un par de cajas por si podía montar alguna de las mias... y ya ves que si la monté. 

En menos que canta un gallo había formado la performance de mi vida, un stand con varias alturas en la que los amigurumis podrían descansar mientras posaban para que la gente se acercara a ellos, tranquilamente sentados, disfrutando de la suave brisa del domingo, esperando a que unas manos los cogiese y se los llevase a casa, esperando, esperando y esperando.... y... ¿quien narices pasea un domingo a las 11 de la mañana cuando el sol está en su maximo apogeo? Pero tranquilos que todo llega... y si hay algo que mueva más masas que la misa de 12 es la hora del Vermut.

(-he conseguido captar el dramatismo con la foto verdad?-)

Los transeúntes empezaron a pasear, familias felices inundaban el parque, gente con sus perretes que daban alegria y color a un acalorado domingo y la magia empezó a surgir.

Al fin llega el momento del mercadillo que más te llena y satisface, cuando la gente empieza a valorar tu trabajo, se interesa por como haces las cosas y te pregunta. Ha sido divertidisimo hablar con tanta gente y compartir un hobbie con tantos, sobre todo con las abuelitas que son lo mas. 

Mucha gente adoptó amigurumis y demás cosillas bertosas para otorgarles un nuevo hogar, muchos otros me llenaron de cumplidos por todo lo que hacía y otros muchos se quejaron por el precio de mis amigurumis...  Por qué sí, no todo es un camino de rosas en el noble arte de la artesanía, que ademas de algo bonito, de calidad y hecho completamente a mano, quieren cosas baratas... y mas que baratas tiradas de precio.

Mas de uno, de dos y de tres intentaron regatear el precio de mis pequeñajos alegando que podrían comprar el mismo muñeco en la tiendas de bazares chinos por la mitad de precio...
- Señora, señorita o señor, usted cree que ese producto que venden en los bazares chinos esta hecho con cariño y con amor? ese producto ha sido creado únicamente para usted? ese producto esta realizado por alguien con un rostro de porcelana como el mio? Esta hecho por robot 3000 plus señora!
Esto es solo una dramatización obviamente, solo he podido poner la mejor de mis sonrisas y decir que el precio no es negociable mordiendome la lengua y envenenandome friamente.


Pasan las horas en tu stand y te encariñas de él, te pasas colocandolo cada media hora porque se van quedando huecos vacíos según vas vendiendo y se produce el momento mágico en el que hay una hora antes de la hora de cierre que no te visita ni el espíritu santo.

Cuando se supone que vas a darlo todo, que estas con toda la motivación vendiendo, se caen todas tus esperanzas y empiezas a ver tu soledad con tus muñequillos. Lloras sobre ellos, te despides de ellos, la insolación hace que tengas visiones y hables con el dios de los amigurumis, que por cierto, te dice que vayas recogiendo porque ya has echado el día . Pero si hay una ley no escrita, un ley por encima de todas las leyes, una ley que ni siquiera Darwin se había atrevido a escribir es que en el momento que te pongas a recoger, en ese exacto instante, vendrán una manada de gente y harás las ultimas ventas del dia!
(-toma selfie con mi soledad morena-)

En definitiva me ha parecido muy divertida la experiencia y creo que hay detalles que aun tengo que pulir, sobre todo con el diseño del stand, que para eso soy muy muy prefeccionista y quiero que sea tan bonito como funcional... Así que seguiré puliendo los aspectos que se me quedan un poco colganderos y prometo que os contaré todos los secretos para sobrevivir a este tipo de mercados.

Espero que os haya gustado mi experiencia y que os sirva por si acudís a este tipo de ferias y demás.  Yo me despido por hoy, que ha sido todo muy intensito pero no sin antes desearos que tengais muy buena semana. Nos leemos pronto!


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