Hacía muchísimo tiempo que no me ponía delante de una hoja en blanco a dibujar y crear desde cero, desde una idea inicial a crear un amigurumi.
Hace poco he empezado a trabajar y si bien es cierto que llevo tan solo un par de semanas no he tenido ni tiempo para pensar en amigurumis, me paso la mayor parte del día fuera de casa y cuando vuelvo de noche lo único que me apetece es relajarme, cenar e irme pronto a la cama.
He llevado este ritmo de día a día durante toda la semana hasta que se me presentó la virgen en forma de fin de semana.. Todo un goce y placer tener sábado y domingo para mi solo, para disfrutar de mi tiempo y para hacer lo que más me gusta: Amigurumear.
Me puse frente al papel y decidí esbozar lo que más me apeteciese para convertirlo en un simpático muñeco. Así es como nació el koala marinero.
Desde el primer momento tenía claro los colores inciales: gris, blanco y azul. Tambien sabía los complementos que quería que tuviese: una camiseta a rayas, un sombrero y unas zapatillas molonas... Así que no lo dudé ni un instante y me puse manos a la obra.
Según iba haciendo a este canijo se me iban ocurriendo que más complementos ponerle, como por ejemplo su botón en forma de estrella y su llave colgando a un costado.
Siempre he pensado que estos detalles marcan la diferencia en un amigurumi y que incluso le llenan de personalidad.
No sé a vosotros pero a mi esa sonrisa picarona me llena de alegría y me dan ganas de achucharle fuertemente.
Cabe comentar que mide más de 25 cm y que está en busca de barco al cual pertenecer y formar parte de su tripulación. Ojalá verle pronto surcando los mares y ya os digo que yo estaré despidiéndome desde la orilla para desearle que tenga un muy buen viaje.